PorciCast #62 - Longevidad en cerdas: Estrategias para reducir la reposición - MSc. Nacho Tardío Soláns
La longevidad productiva de las cerdas se ha convertido en uno de los indicadores más sensibles de la rentabilidad en los sistemas intensivos modernos. A pesar de su impacto directo en los costos de producción, en muchas granjas sigue tratándose como un efecto secundario y no como una variable estratégica de gestión. Un solo punto porcentual de diferencia en mortalidad puede representar miles de euros anuales por granja, y a gran escala, pérdidas que superan el millón de euros.
Comprender los factores que determinan la duración del ciclo productivo de las cerdas —y cómo optimizarlos— es esencial para reducir los costos ocultos asociados a la mortalidad y reposición.
Impacto económico de la mortalidad reproductiva
La longevidad tiene un valor económico medible. En promedio, una reducción del 1 % en mortalidad equivale a 6.000 euros menos en pérdidas anuales por granja de 2.000 madres. Si este mismo margen se traslada a sistemas con 70.000 animales, el ahorro puede alcanzar cifras cercanas al millón de euros.
Además del costo directo, cada cerda muerta implica gastos indirectos: gestión de cadáveres, interrupción de ciclos reproductivos, aumento del desafío sanitario y disminución del rendimiento global del plantel.
A diferencia de otros indicadores productivos, la longevidad es acumulativa: pequeñas mejoras sostenidas en el tiempo generan impactos económicos exponenciales.
Principales causas de pérdida de longevidad
Las causas más frecuentes de eliminación siguen siendo cojeras y muertes agudas, ambas asociadas a deficiencias en manejo, infraestructura y diagnóstico. En muchos casos, la ausencia de protocolos estandarizados de necropsia o la falta de clasificación de bajas impide identificar el origen real del problema.
Los hallazgos más comunes en necropsias incluyen alteraciones hepáticas, hipertrofia de linfonodos y lesiones sistémicas, muchas veces invisibles en el control diario.
El diagnóstico preciso no solo permite reducir la mortalidad, sino también ajustar planes de alimentación, genética y bioseguridad.
Implementar un sistema de registro unificado de causas de baja y realizar necropsias sistemáticas debería considerarse una práctica obligatoria en cualquier programa de mejora de longevidad.
Aspectos multifactoriales que determinan la longevidad
La longevidad no depende de un solo aspecto, sino de la interacción entre genética, nutrición, sanidad, manejo y ambiente.
En el plano genético, la selección debe orientarse hacia la robusticidad y resistencia estructural, priorizando aplomos y capacidad funcional.
Desde el punto de vista nutricional, es fundamental no solo la calidad del alimento, sino también la cantidad suministrada y su adecuación individual. Los sistemas de alimentación automática permiten ajustar el consumo según la condición corporal, evitando tanto el subalimentar cerdas delgadas como el sobrealimentar cerdas obesas, que tienden a producir menos leche y presentan mayor incidencia de agalaxia.
El control de condición corporal debe realizarse en tres momentos clave:
- Preparto, para asegurar un estado óptimo antes de lactar.
- Destete, para evaluar pérdidas energéticas durante la lactancia.
- Pre-gestación confirmada, con el fin de recuperar animales antes del siguiente ciclo.
A esto se suma la recría, etapa determinante en la futura longevidad del plantel. Las cerdas deben alcanzar un peso ideal de 150 kg y una edad entre 30 y 33 semanas al primer servicio. Coberturas por debajo o por encima de estos rangos elevan la tasa de eliminación temprana y los fallos reproductivos.
El manejo diario como eje de la longevidad
Ninguna estrategia es efectiva sin consistencia en la ejecución. El manejo diario sigue siendo el pilar más influyente sobre la longevidad.
La inspección rutinaria de cada lote, la detección precoz de lesiones o cojeras, y la respuesta inmediata ante problemas de alimentación o agua marcan la diferencia entre una pérdida evitable y una baja irrecuperable.
En muchas granjas, la zona de gestación confirmada se convierte en un punto ciego, cuando debería ser el momento de mayor observación.
Además, la formación continua del personal y la existencia de protocolos claros de tratamiento son esenciales para garantizar la uniformidad de criterios, especialmente ante la rotación de operarios.
El éxito técnico depende menos de la complejidad de las medidas que de la constancia con la que se aplican.
Sanidad y estabilidad productiva
La salud del plantel reproductor es un componente inseparable de la longevidad. Granjas con estatus sanitario alto (libres de PRRS o Mycoplasma) mantienen cerdas más longevas y ciclos productivos más estables.
Una alta tasa de reposición anual incrementa el riesgo de introducir patógenos y desequilibra la inmunidad del sistema.
La tendencia actual apunta a reducir los reemplazos innecesarios mediante periodos de adaptación sanitaria más prolongados, programas de todo dentro–todo fuera y estrategias de vacunación controladas.
Las líneas de trabajo futuras se orientan hacia recrías externas sincronizadas y procesos de vaciado total programado, prácticas que ya muestran resultados positivos en estabilidad sanitaria y longevidad del plantel.
Constancia: el factor invisible de la rentabilidad
La longevidad no se logra con fórmulas complejas ni inversiones extraordinarias, sino con disciplina técnica diaria.
El verdadero reto no es conocer los protocolos, sino aplicarlos todos los días con precisión. La constancia en el manejo, la observación y la toma de decisiones basadas en datos son la base de una producción eficiente, rentable y sostenible.
Conoce al invitado
El MSc. Nacho Tardío Soláns es Licenciado en Veterinaria por la Universitat Autònoma de Barcelona (2009–2014) y cuenta con un Máster en Sanidad y Producción Porcina por la Universitat de Lleida (2018–2022). Desde 2016 desarrolla su trayectoria profesional en Cincaporc, donde ha acumulado una amplia experiencia en los distintos niveles de producción: inició como veterinario responsable de cebaderos, continuó en 2019 como veterinario responsable de explotaciones de cerdas reproductoras y transiciones, y desde 2023 se desempeña como coordinador del área de reproductoras. Además, desde 2024 forma parte de la Junta Directiva de la Asociación de Veterinarios de Porcino de Aragón (AVPA). Su especialización en manejo reproductivo, longevidad y sanidad aplicada a sistemas intensivos lo posiciona como un referente técnico en la optimización de la vida productiva de las cerdas.
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