
PorciCast #58 - Manejo integrado del estrés térmico - MSc. Simón García Legaz y MV. Emilio José Ruiz Fernández
La amenaza invisible del calor sostenido
El estrés térmico en porcinos es uno de los problemas más subestimados en producción intensiva. A medida que la temperatura y la humedad relativa aumentan, los animales pierden su capacidad de disipar calor debido a que carecen de glándulas sudoríparas y dependen casi exclusivamente de la taquipnea. Esta limitación fisiológica, sumada a la ventilación deficiente y a la alta densidad animal, provoca reducción del consumo de pienso, mayor letargia y vulnerabilidad sanitaria.
La situación se vuelve aún más crítica en regiones de climas cálidos, donde las olas de calor no son eventos aislados sino condiciones sostenidas durante meses. Allí, el índice de temperatura-humedad (THI) se convierte en una herramienta indispensable para determinar los umbrales de riesgo, que varían según la fase productiva: las cerdas lactantes son más sensibles por la alta demanda energética de la producción de leche, mientras que los lechones requieren un ambiente balanceado entre su necesidad de calor y la ventilación adecuada.
Indicadores prácticos para detectar el estrés térmico
El monitoreo en granja debe apoyarse en sondas de temperatura y humedad que registren variaciones diurnas y nocturnas, pero también en la observación directa de los animales. La aglomeración en esquinas, la taquipnea excesiva o la inactividad marcada son señales tempranas de que el ambiente no es óptimo.
Otros indicadores útiles incluyen el consumo de pienso y agua. Su reducción sostenida confirma que los animales priorizan mecanismos de disipación de calor sobre la ingesta. De hecho, un cerdo en crecimiento debería mantener entre 20 y 40 respiraciones por minuto, mientras que en cerdas o verracos el rango esperado es de 15 a 20. Cifras superiores son una alerta clara de sobrecarga térmica.
Estrategias de manejo ambiental
La primera acción ante una situación crítica es ajustar temperatura y humedad. Incrementar la ventilación mínima, controlar las corrientes de aire y revisar la distribución interna del flujo de aire con herramientas simples —como velas de humo— permite mejorar la calidad ambiental.
En fases como maternidad, donde conviven cerdas y lechones, el desafío es mayor: un exceso de ventilación puede favorecer a la madre, pero poner en riesgo la supervivencia de la camada. El equilibrio entre ambos requerimientos debe guiar cada decisión de manejo.
En transición y cebo, la densidad animal se convierte en una variable central. Reducir la carga en verano o adelantar movimientos de animales puede prevenir la caída en el desempeño, evitando problemas secundarios como úlceras gástricas o clostridiosis.
Ajustes nutricionales frente al calor
El estrés térmico no solo compromete el ambiente, también impacta en la nutrición. En verano es fundamental:
- Reducir la proteína bruta, complementando con aminoácidos de síntesis para minimizar la producción de calor metabólico.
- Aumentar la densidad energética mediante grasas o aceites de buena calidad, controlando su oxidación con antioxidantes.
- Disminuir fibra soluble y priorizar la fibra insoluble para evitar fermentaciones excesivas que generan calor adicional.
- Adaptar las curvas de alimentación en gestación, reduciendo planos al final del ciclo para evitar comprometer el confort de la cerda.
En lactación, por el contrario, el reto es mantener el consumo. Estrategias como alimentación automática en raciones pequeñas y frecuentes ayudan a garantizar un flujo constante de nutrientes sin sobrecargar al animal.
El agua como variable crítica
El agua es, en condiciones de calor, la herramienta más poderosa para sostener la productividad. Asegurar su disponibilidad implica garantizar tres factores:
- Temperatura óptima, ya que si el agua está caliente, los cerdos reducen drásticamente su consumo.
- Caudal suficiente, evitando competencia entre animales.
- Calidad microbiológica, con tratamientos regulares que prevengan el crecimiento de algas y acumulación de patógenos.
Las conducciones deben protegerse de la radiación solar para evitar que el agua alcance temperaturas elevadas. Sin un acceso adecuado, incluso los mejores planes nutricionales y ambientales pierden efectividad.
Manejo integral y visión técnica
El estrés térmico en los porcinos no tiene una única solución. Requiere una estrategia integrada que combine ambiente, nutrición, densidad y agua. Ignorar cualquiera de estas variables genera un efecto dominó que reduce consumo, aumenta problemas sanitarios y compromete la rentabilidad.
Conclusión: del desafío a la oportunidad
La gestión técnica del estrés térmico no es solo una medida de mitigación, sino una oportunidad estratégica para mejorar la productividad y el bienestar animal en condiciones extremas. Detectar los signos tempranos, aplicar medidas ambientales correctivas y adaptar la nutrición y el agua a la realidad climática son pasos que marcan la diferencia.
Conoce a los invitados
Simón García Legaz, graduado en Veterinaria por la Universidad de Murcia, continuó su formación con un Máster en Producción y Sanidad Animal impartido por la Universidad Complutense y la Universidad Politécnica de Madrid en 2022, con especialidad en nutrición animal, y un Curso de Especialista en Porcinotecnia Sostenible y de Precisión en 2023. Desde ese mismo año, se desempeña como veterinario de producción en Agropecuaria Casas Nuevas, Grupo Francés, y en 2024 recibió el I Premio Laboratorios MEVET “Carlos Buxadé Carbó”, otorgado por la Real Academia de Ciencias Veterinarias de España, gracias a su trabajo de investigación sobre manejo de reproductoras y lechones para optimizar el bienestar y la sostenibilidad. Su trayectoria combina una sólida formación académica con experiencia práctica en producción intensiva, aportando una visión innovadora en el manejo porcino.
Emilio José Ruiz Fernández, graduado en Veterinaria por la Universidad de Murcia, decidió enfocar su carrera en la producción porcina, incorporándose a Agropecuaria Casas Nuevas, Grupo Francés como veterinario de producción. En la actualidad, cuenta con experiencia directa en las dos fases productivas principales, transición y cebo, además de ser el responsable de la nutrición dentro de la empresa. Su perfil destaca por integrar conocimientos en gestión sanitaria, eficiencia productiva y formulación nutricional, aportando una visión técnica completa sobre los retos de la porcicultura moderna.
Mira el episodio completo aquí.
PorciCast solo es posible gracias al apoyo de empresas innovadoras como:
¡Mantente al día con nuestros episodios!
Únete a nuestra lista de correos electrónicos para recibir las últimas noticias y actualizaciones de nuestros podcasts.
No te preocupes, tu información no será compartida
Estamos en contra del SPAM, nunca te enviaremos información que no sea relevante.