DairyCast #59 - Competencia por nutrientes: Costo productivo de la respuesta inmune - Dr. Alejandro Palladino

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Un equilibrio frágil entre defensa y producción

En los sistemas lecheros, cada litro de leche producido exige un equilibrio preciso entre la nutrición, el metabolismo y la salud. Sin embargo, cuando el sistema inmune se activa, ese equilibrio se rompe. La energía y los nutrientes que deberían destinarse a la producción se desvían hacia la defensa, reduciendo la eficiencia del animal.

La respuesta inmune es vital para la supervivencia, pero su costo energético es alto. Frente a una infección, un estrés metabólico o una inflamación subclínica, la vaca redistribuye glucosa, aminoácidos y minerales hacia las células inmunitarias, sacrificando parte de su rendimiento. Aunque no haya síntomas visibles, el impacto se refleja en menos leche, menor fertilidad y una eficiencia alimenticia más baja.

Inflamación: el drenaje energético silencioso

Una vaca en proceso inflamatorio consume energía incluso cuando no está enferma en apariencia. Las células del sistema inmune utilizan glucosa como combustible principal, el mismo compuesto necesario para sintetizar lactosa. Se ha estimado que una respuesta inflamatoria aguda puede desviar hasta 2 kilogramos de glucosa por día, lo que equivale a 10 o 12 litros de leche menos en el tanque.

Esa energía perdida no solo afecta la producción diaria, sino también la capacidad reproductiva y la recuperación posparto. La inflamación subclínica altera la sensibilidad a la insulina, aumenta la movilización de reservas corporales y prolonga el balance energético negativo, comprometiendo la rentabilidad sin mostrar signos clínicos evidentes.

 

El intestino: centro metabólico e inmunológico

Durante años, la atención se centró exclusivamente en el rumen. Hoy se sabe que el intestino es un órgano decisivo en la salud productiva. Alberga más del 70% de las células inmunitarias del organismo y actúa como barrera frente a patógenos y toxinas.

Cuando la microbiota intestinal se desequilibra por cambios bruscos de dieta, estrés térmico o exceso de almidón fermentable, aumenta la permeabilidad intestinal y se liberan endotoxinas al torrente sanguíneo. Este fenómeno, conocido como “intestino permeable”, desencadena una inflamación sistémica que desvía energía, reduce la absorción de nutrientes y afecta la integridad del epitelio digestivo.
Proteger la salud intestinal no solo previene enfermedades: también determina qué tan eficiente será la conversión del alimento en leche y fertilidad.

 

Estrategias nutricionales para reducir la competencia por nutrientes

La prevención nutricional es la herramienta más eficaz para evitar el desvío energético hacia la inflamación. Las estrategias más efectivas incluyen:

  • Mantener la estabilidad ruminal, con un balance adecuado entre fibra efectiva y carbohidratos fermentables. 
  • Incorporar fuentes de fibra de alta calidad, que favorezcan la motilidad intestinal y eviten disbiosis.
  • Utilizar probióticos, prebióticos y postbióticos, que refuercen la microbiota y modulen la respuesta inmune.
  • Aportar ácidos grasos omega-3, que reducen la inflamación y mejoran la sensibilidad a la insulina.
  • Garantizar el suministro de antioxidantes como vitamina E, selenio y zinc, fundamentales para contrarrestar el estrés oxidativo asociado a la transición y al parto.

Estas medidas no eliminan la inflamación, que forma parte de la fisiología animal, pero la mantienen bajo control, evitando pérdidas innecesarias de energía y productividad.

 

Anticipar, monitorear y actuar

No todos los animales responden igual al estrés o a la inflamación. Factores como la condición corporal al secado, los antecedentes de enfermedades y las variaciones en la rumiación o en la conductividad de la leche permiten identificar animales de riesgo.
El uso de herramientas de monitoreo metabólico y comportamental brinda la oportunidad de intervenir antes de que aparezcan los problemas clínicos. Un enfoque preventivo, basado en datos, mejora la eficiencia y optimiza la asignación de recursos.

El verdadero desafío no es tratar la inflamación, sino evitar que se produzca.

 

Eficiencia y salud: dos caras de la misma moneda

La eficiencia productiva no depende solo de la genética o del balance de nutrientes, sino de la capacidad del animal para asignar energía de forma inteligente. Cada nutriente que se desvía al sistema inmune es energía que deja de convertirse en leche, en reproducción o en longevidad.
Minimizar el costo invisible de la inmunidad exige una visión integral que combine nutrición, bienestar y manejo preventivo. Solo así es posible liberar el potencial real de cada vaca y transformar la salud en productividad sostenible.

 

 

Conoce al invitado

El Dr. Alejandro Palladino es Ingeniero Agrónomo por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y Doctor en Ciencia Animal por la University College Dublin (Irlanda). Actualmente se desempeña como Profesor Adjunto en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ), Investigador Adjunto del CONICET y miembro de la Fundación Instituto de la Leche, además de ser Profesor Invitado en la University of Illinois.

Especialista en nutrición y alimentación de vacas lecheras, combina la actividad académica con la consultoría técnica en sistemas productivos. Cuenta con una amplia trayectoria como docente de posgrado, fue coordinador del Área de Lechería en AACREA y es expositor habitual en congresos nacionales e internacionales.

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