CerdoCast #205 - Bioseguridad en sistemas multiespecie: Desafíos invisibles y estrategias clave para reducir riesgos sanitarios - Ing. Agr. Víctor Altamirano

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Introducción

En gran parte de América Latina, la producción multiespecie—es decir, la cría de más de una especie animal dentro de un mismo predio productivo—es una práctica común. Productores de pequeña y mediana escala suelen combinar cerdos, aves y bovinos en una misma unidad, compartiendo espacios, recursos y personal. Aunque esta modalidad permite aprovechar mejor los recursos disponibles, también puede convertirse en una fuente silenciosa de problemas sanitarios graves si no se gestiona con protocolos adecuados.

Riesgos sanitarios en sistemas multiespecie

A diferencia de sistemas monoespecie, donde el diseño sanitario se concentra en una sola cadena productiva, los sistemas multiespecie enfrentan múltiples vectores de riesgo. Algunos de los más relevantes incluyen:

  • Contacto indirecto: aunque los animales no compartan el mismo espacio físico, el intercambio de herramientas, personal o vehículos sin protocolos diferenciados permite el traslado de agentes patógenos entre especies.
  • Tránsito cruzado: la circulación desorganizada del personal y el flujo incorrecto entre galpones o corrales facilita la contaminación cruzada.
  • Ausencia de zonas sanitarias diferenciadas: muchos establecimientos carecen de líneas claras entre zonas limpias y sucias, lo cual impide contener brotes o limitar su alcance.
  • Diseño inadecuado de flujos operativos: en ausencia de planificación, los flujos de animales, personas y materiales se cruzan constantemente, incrementando la exposición entre especies.

 

Factores de riesgo más comunes

  • Falta de implementación operativa: “La mayoría de las granjas sabe lo que tiene que hacer, pero no lo hace.”
  • Resistencia cultural al cambio: “En sistemas multiespecie, lo que más se repite es: ‘siempre se hizo así’, y ese es el verdadero riesgo.”
  • Informalidad y subestimación del riesgo sanitario: en muchas ocasiones, los síntomas clínicos visibles aparecen cuando el daño productivo ya es elevado.

 

Consecuencias productivas y económicas

Un sistema multiespecie mal gestionado puede afectar:

  • El estatus sanitario general del predio, dificultando la certificación sanitaria y el acceso a ciertos mercados.
  • Los indicadores productivos, como tasa de crecimiento, conversión alimenticia y tasa de mortalidad.
  • Los costos operativos, debido al uso excesivo de tratamientos, pérdida de animales, cierre temporal de unidades y deterioro de la imagen del establecimiento.

 

Estrategias para mitigar el riesgo

La implementación de prácticas de bioseguridad adaptadas no requiere grandes inversiones, pero sí un cambio de enfoque. Algunas recomendaciones incluyen:

  • Diseñar flujos unidireccionales de personas y animales, priorizando el movimiento de animales sanos a zonas limpias.
  • Separación física y funcional de especies, utilizando barreras, horarios diferenciados y personal asignado por especie cuando sea posible.
  • Protocolos de limpieza y desinfección adaptados a cada especie y zona.
  • Capacitación continua del personal sobre la lógica de transmisión indirecta entre especies.
  • Checklist diario de bioseguridad, incluyendo verificación de vestimenta, rutas de acceso, y desinfección de herramientas.

 

Casos prácticos y recomendaciones de implementación

Incluso en granjas que no pueden realizar modificaciones estructurales, es posible iniciar mejoras operativas significativas:

  • Establecer horarios separados para el manejo de cada especie.
  • Asignar ropa y calzado exclusivo por especie.
  • Definir zonas de exclusión con señalética y barreras físicas sencillas.
  • Adoptar bitácoras de movimiento de personal y vehículos.

Además, se recomienda priorizar el monitoreo de:

  • Ingresos y egresos de animales.
  • Ingresos de insumos y alimentos.
  • Movimiento de personal externo (veterinarios, técnicos, visitas comerciales).

 

Conclusión

La producción multiespecie no es, por sí sola, un problema. De hecho, puede ser una estrategia válida en determinadas regiones y escalas. Sin embargo, los riesgos asociados a la transmisión cruzada de patógenos, la dificultad para mantener el estatus sanitario y el impacto económico de un brote mal gestionado hacen que la bioseguridad deje de ser opcional.

Implementar cambios simples pero constantes puede marcar la diferencia. No se trata de cambiar todo el sistema de un día para otro, sino de iniciar un proceso de mejora continua. Porque, como dice Víctor Altamirano, “los patógenos no se ven, pero están.”

 

 

Conoce al invitado

Víctor Altamirano es Ingeniero Agrónomo egresado de la Universidad Autónoma del Estado de México. Inició su carrera como supervisor de producción en Granjas Avícolas Roser, empresa integrada con Alcer Alimentos, y desde 2022 se desempeña como técnico en cerdos en Tryadd.

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