
CarneCast #82 - Invierno y estrés térmico: Estrategias para optimizar rendimiento -Dr. Rodrigo Arias Inostroza
Efectos y estrategias para mitigar el impacto en la productividad animal
El estrés térmico es un factor clave que impacta la productividad de los animales en la ganadería, especialmente cuando las condiciones climáticas extremas del invierno se combinan con factores adicionales como humedad, viento y bajas temperaturas. Este fenómeno ocurre cuando los animales no pueden mantener su temperatura corporal dentro del rango ideal debido a un desajuste entre las condiciones ambientales y sus capacidades fisiológicas. La gestión del estrés térmico es fundamental para garantizar una alta productividad y el bienestar animal en condiciones extremas.
Efectos del estrés térmico en la ganadería
Aunque el estrés por calor es más comúnmente asociado con la ganadería lechera, el estrés por frío también tiene un impacto significativo en la ganadería de carne. Cuando el ganado se enfrenta a temperaturas bajas, la capacidad del animal para mantener su temperatura corporal óptima se ve comprometida. En este contexto, el animal pierde calor a un ritmo mayor al que puede generar, lo que obliga a destinar más energía a la termorregulación en lugar de utilizarla para procesos productivos, como el crecimiento o la engorda.
Cuando los animales están expuestos a estrés térmico, ya sea por calor o frío, su capacidad para mantener su temperatura corporal dentro del rango óptimo de 38.5°C (promedio) se ve comprometida, lo que afecta negativamente su rendimiento y salud. Los efectos de este estrés varían dependiendo de la especie y las condiciones específicas a las que se enfrentan los animales.
A diferencia del estrés por calor, donde la reducción en la producción de leche es la principal consecuencia, en condiciones frías el impacto en el rendimiento del feedlot es mucho más directo. El ganado en engorda debe aumentar su consumo de alimentos para contrarrestar la mayor demanda energética, pero esto no se traduce en una mejora en la tasa de crecimiento o la eficiencia alimenticia, ya que la energía se destina principalmente a mantener la temperatura corporal, disminuyendo la eficiencia en la conversión de alimento en masa muscular. Esto provoca una reducción en la ganancia de peso y puede afectar la calidad de la carne producida.
Vasoconstricción periférica y pérdida de calor en las extremidades en condiciones de frío extremo
El estrés térmico por frío activa un mecanismo fisiológico clave en los animales: la vasoconstricción periférica, que reduce el flujo sanguíneo hacia las extremidades (orejas, patas y cola) para conservar calor en los órganos vitales. Sin embargo, este proceso provoca que las extremidades se enfríen debido a la menor irrigación sanguínea, lo que puede generar congelamiento y daños en los tejidos si las condiciones extremas persisten.
En zonas frías extremas, como algunas regiones de Estados Unidos, se ha observado que el ganado puede tolerar temperaturas tan bajas como -15°C a -20°C, siempre y cuando tenga acceso a suficiente alimento. Sin embargo, cuando factores adicionales como viento y lluvia están presentes, la pérdida de calor corporal se incrementa considerablemente. Este fenómeno se agrava aún más cuando las temperaturas extremas se combinan con precipitaciones o vientos fuertes, lo que acelera la pérdida de calor y aumenta el requerimiento energético del animal, comprometiendo su capacidad para mantener la temperatura corporal.
Estrategias para mitigar el estrés térmico
Manejo del ambiente y estructuras de refugio
El manejo del estrés térmico en condiciones frías y calientes requiere un enfoque multifacético que involucra modificaciones en el ambiente y la infraestructura. En las zonas frías, se recomienda la instalación de cortavientos para proteger a los animales del viento, que es un factor clave en la pérdida de calor. Además, se debe asegurar que los animales tengan acceso a refugios secos donde puedan mantenerse aislados del barro, que aumenta la demanda energética debido a la conducción térmica.
En regiones con inviernos lluviosos, como el sur de Chile o Argentina, los animales suelen estar expuestos a barro durante varios meses. Esto genera un aumento en la demanda de energía, ya que el barro se adhiere a sus cuerpos, lo que incrementa la pérdida de calor. Estudios realizados en el sur de Chile han demostrado que los animales pueden experimentar un aumento en el requerimiento de energía de entre el 45% y el 55% durante este periodo. En casos extremos, los animales pueden perder peso, y la eficiencia de la conversión alimenticia disminuye.
Estrategias nutricionales
En cuanto a la nutrición, durante las épocas de estrés térmico, se debe ajustar la densidad energética de la ración. Las dietas con alto contenido energético son clave para que los animales puedan mantener su temperatura corporal. Durante el invierno, la cantidad de fibra en la dieta también juega un papel importante, ya que la fermentación de la fibra genera calor metabólico. Sin embargo, la cantidad de lípidos debe estar limitada a un máximo del 5-6% para evitar interferir con la fermentación de la fibra.
La suplementación con vitaminas también puede ser beneficiosa. En el caso del estrés calórico, se ha demostrado que vitaminas como la vitamina E y el complejo B ayudan a reducir la inflamación y mejorar la respuesta inmunológica. Sin embargo, en el caso del estrés por frío, la investigación es limitada, aunque algunos estudios sugieren que ciertos aditivos pueden mejorar la resistencia del animal al frío.
Infraestructura y mejoras en el manejo
La infraestructura adecuada es esencial para la gestión del estrés térmico. En el caso de los sistemas de engorda en el sur de Chile, se recomienda el uso de galpones cerrados, donde los animales se mantienen más secos y protegidos de las inclemencias del tiempo. En estos sistemas, las camas de paja son una opción útil para reducir la formación de barro y proporcionar un lugar seco donde los animales puedan descansar.
Los potreros de sacrificio que tienen una cobertura vegetal, también pueden ser una opción viable en sistemas pastoriles, ya que permiten que los animales tengan acceso a un área cubierta donde pueden resguardarse del mal tiempo y, al mismo tiempo, recibir alimentación suplementaria. Por lo tanto, el mantenimiento de la infraestructura y la planificación adecuada del uso de pasturas son fundamentales para reducir los efectos del estrés térmico.
Conclusión
El manejo adecuado del estrés térmico es fundamental para mejorar la productividad ganadera y asegurar el bienestar animal en condiciones extremas. Implementar estrategias como la mejora en las condiciones de infraestructura, ajustes nutricionales y el uso de cortavientos y refugios secos puede reducir significativamente el impacto negativo del clima. Además, una dieta adecuada con un balance energético adecuado, junto con el uso de vitaminas y suplementos, puede fortalecer la respuesta del animal ante condiciones climáticas adversas.
Conoce a nuestro invitado
El Dr. Rodrigo Arias Inostroza obtuvo su Licenciatura en Agronomía en la Universidad Católica de Temuco, y luego completó su Maestría y Doctorado en Ciencias Animales, con especialización en Nutrición Animal y Estrés Térmico, en la Universidad de Nebraska-Lincoln, actualmente, es Profesor Asociado en la Universidad Austral de Chile, donde ha dedicado su carrera a la enseñanza e investigación en el área de impacto ambiental sobre los animales de producción. Su trabajo se enfoca en el estudio del estrés térmico, las emisiones de metano generadas por los animales y la calidad nutricional de los productos cárnicos.
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